El plástico: el enemigo de las aguas y de la salud

Seleccionamos 7 hábitos que nos convierten en un consumidor consciente.

de la Redacción

10/03/2016 | Jueves | 16:49 horas | Actualizado el 22/09 a las 16:07 horas

El consumo de vasos, botellas, entre otros productos descartables está aumentando en las últimas dos décadas debido a la practicidad, higiene y bajo precio, principalmente entre empresas e instituciones. Pero el uso diario de esos productos y su descarte inadecuado representan riesgos para el agua de los ríos y océanos y para nuestra salud.

El plástico es el residuo sólido urbano menos reciclado en todo el mundo. Dependiendo de su composición, puede demorar entre 100 y 450 años para descomponerse. Datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente muestran que botellas, bolsas de plástico, envases de comida, vasos y cubiertos plásticos forman la mayor parte de la basura que va a parar a los océanos, contaminando el agua limpia. En algunas regiones, el plástico puede corresponder al 80% de esa basura.

Las consecuencias de la presencia de basura en el océano repercuten en el equilibrio ecológico, en la salud humana y marina, en el abastecimiento alimentario, en la economía, en el turismo e incluso en el contacto con los ambientes naturales. Son problemas ambientales y humanos que se cruzan y, con seguridad, no hay beneficiados.

PROBLEMA DE UNO, PROBLEMA DE TODOS

Además de lo que vemos en las superficies, grandes cantidades de residuos pueden estar escondidas en el fondo de los océanos. La profesora y doctora brasileña en Ciencias Biológicas Paola Dall’Occo explica al Portal Buena Voluntad que el plástico puede engañar a los animales marinos y llevarlos a la muerte. “Algunos de ellos no perciben qué es y lo comen”. El problema es que no es digerible: “El animal lo come y está saciado, y también ingiere cantidad de sustancias contaminantes y tóxicas que están en ese plástico”.

Con el estómago lleno de basura, los animales no logran comer más y terminan muriendo por inanición, o son heridos internamente por los pedazos de plástico cortantes. Además, el animal puede “acabar preso, cuando aún es chico, y tiene que crecer dentro del límite de ese plástico. Un fragmento grande acaba deformando y muchas veces matando, estrangulando, prendiendo su nadadera, imposibilitando que el animal nade”, entre otros casos.

Y “esto vuelve a las personas, cuando comemos un animal que entró en contacto con el plástico contaminado. La posibilidad de que el plástico quede en el estómago y acabe liberando esas sustancias también es grande. Esto entra en la biomasa del animal que la persona comerá después”, aclara la Dra. Paola.

Según Renê Monico, presidente de la organización brasileña Oito Elementos Sustentabilidade (Ocho Elementos de Sostenibilidad), que realiza acciones de responsabilidad social y gestión ambiental, “los ecosistemas son dependientes de un equilibrio extremadamente sensible, son cadenas de interdependencia: los plásticos matan a los animales y alteran el medio ambiente. Consecuentemente, cuando una especie tiene una caída significativa en el número de individuos, otras especies tienen aumento o disminución de individuos, causando un colapso”.

HACIENDO NUESTRA PARTE

El consumidor consciente sabe que puede ser un agente transformador de la sociedad al hacer su parte. Tener en cuenta los impactos del uso y del descarte de los productos es un gesto sencillo practicado en el quehacer diario del consumidor que le importa el medio ambiente y las futuras generaciones. ¡Juntos, vamos a eliminar la cantidad de basura descartada de forma incorrecta!