El cuerpo perfecto, la cirugía plástica y el Espíritu Eterno

Suelí Periotto

28/04/2015 | Martes | 17:30 horas | Actualizado el 22/09 a las 16:07 horas

Se ha hecho común que algunos padres evalúen a sus hijos, llegando a la conclusión que hay algo erróneo en sus orejas, nariz o marcas de nacimiento, aunque los hijos nunca hayan reclamado, o nunca hayan percibido que existe algo diferente en su apariencia. Muchas veces, los padres (y no solo los hijos) se ven influenciados por la publicidad en los medios de comunicación, convirtiéndose en “blancos” fáciles en el consumo de productos, cirugías y diversos servicios que no son necesarios para el bienestar de los niños y jóvenes.

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Por otro lado, nos encontramos también con la siguiente situación: en el ansia de agradar a los hijos, especialmente en una fecha especial, en su cumpleaños, les preguntamos  qué  les gustaría recibir como regalo de cumpleaños. Un número creciente de padres han recibido este deseo: "Quiero que me regalen una cirugía plástica". Investigaciones señalan que la fecha que marca los 15 años de las jovencitas (y de los jovencitos, en cantidad inferior, pero que no puede ser ignorada) es la que más tiene el pedido de cirugía plástica como un gran regalo. 

Además de considerar el peligro de la cirugía plástica en cuerpos que aún no están totalmente desarrollados, es importante que reflexionemos sobre hasta qué punto atender un pedido como ese (o sugerir tales cirugías) que puede traer implicaciones negativas –además de las físicas– a los hijos. Y francamente, para puntualizar en estas cuestiones: ¿estamos hablando de una cirugía necesaria? ¿O será que somos nosotros, adultos, los que estamos incentivando tales cirugías, porque queremos hijos "sin defectos"? ¿El niño o el joven deben correr riesgos para mejorar su aspecto físico solo para ser aceptado por criterios inconstantes y en algunos casos, irreales, por parte de una sociedad consumista y sujeta a tantos modismos? 

El cuerpo fue planificado por el Espíritu

Analizando esta cuestión bajo el prisma de la Espiritualidad Ecuménica1, encontramos en la ley universal de la reencarnación la explicación para el papel que asumimos como padres de niños y jóvenes, en la gran tarea de acompañar las acciones de esos espíritus eternos que nacen o vienen a nuestro hogar, confiados por Dios a nosotros, como sus guardianes y orientadores en los desafíos que enfrentarán en la presente existencia.

Y por esto nosotros mismos necesitamos entender cada detalle de los rasgos físicos traídos por nuestros hijos, analizando con rigor si las necesidades reales (y muchas veces ellas existen) de correcciones estéticas harán diferencia en su autoestima y en su salud, facilitando el enfrentamiento a problemas reales, o si estamos proyectando sobre ellos la idea de un hijo con un cuerpo físico "perfecto", de acuerdo con los modelos contemporáneos, volubles y crueles. 

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Paralelamente a los análisis de la medicina, es importante que consideremos los esclarecimientos espirituales que involucran las cuestiones que nos rodean, con el fin de que alcancemos una visión más allá del intelecto, como predica el educador Paiva Netto —creador de la Pedagogía del Afecto y de la Pedagogía del Ciudadano Ecuménico, línea pedagógica de la Legión de la Buena Voluntad (LBV)—, no atándonos solo a los aspectos visibles que representan, por ejemplo, las llamadas deficiencias corporales. 

Antes de reencarnar, se realiza el proceso de selección del prototipo de nuestros cuerpos, combinando la genética de nuestros padres biológicos, a las solicitudes personales del Espíritu en reencarnación, mediante la misión que él desarrollará durante su nueva etapa de evolución. La genética mapea los detalles físicos que son siempre combinados y basados en el programa espiritual, asumido por nosotros o por el Espíritu que nació en nuestra casa, bajo nuestra responsabilidad. Por esto, necesitamos apoyar a nuestros hijos en el enfrentamiento y aceptación de algunas cuestiones que involucran sus cuerpos, reforzándoles que la belleza que importa y el brillo mayor que podemos expresar viene de nuestra apariencia interior.

En este sentido, Paiva Netto esclarece en su ensayo literario Evangelho do Sexo (Evangelio del Sexo)2, página 29: “Es desastroso dejarse llevar por la onda del momento, porque Usted, pasada la moda, a veces demorada, padecerá de los dolores de la frustración que es haber negado su propia naturaleza de criatura de Dios”. Y, en otro fragmento de la misma publicación, completa: “Por esto, no podemos actuar de forma ingenua o irresponsable, ya que cualquier día podrá caer sobre nuestras cabezas, muchas veces sin que hasta el más amigo lo perciba. A esto también se le da el nombre de remordimiento”. 

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1 Espiritualidad Ecuménica: Esta bandera de la Legión de la Buena Voluntad está presente en todas sus acciones socioeducativas, pues se entiende como “la cuna de los más generosos valores que nacen del Alma, la morada de las emociones y del raciocinio iluminado por la intuición, el ambiente que abarca todo lo que trasciende el campo común de la materia y proviene de la sensibilidad humana sublimada, como ejemplo de la Verdad, de la Justicia, de la Misericordia, de la Ética, de la Honestidad, de la Generosidad, del Amor Fraterno”. Fragmento extraído del libro É Urgente Reeducar! (¡Es Urgente Reeducar!), que fundamenta la línea educativa de la LBV, escrito por el educador Paiva Netto. Autor de varios best sellers, con más de 6 millones de obras vendidas.

2 Fragmento extraído del ensayo literario Evangelho do Sexo (Evangelio del Sexo), página 29, del escritor Paiva Netto, autor de varios best-sellers, con más de 6 millones de libros vendidos.