Podemos ser más

“Cómo la LBV me ayudó a ir tras mis sueños y despertó mi interés por las causas planetarias.”

Giovanna Pinheiro

19/03/2015 | Jueves | 8:45 horas | Actualizado el 22/09 a las 16:07 horas

Se sabe que, en las últimas décadas, muchas victorias importantes abrieron caminos para la tan deseada igualdad de género. A pesar de esas conquistas, en varias partes del mundo la situación de la mujer todavía es preocupante: cada día tiene que lidiar con la violencia, la desigualdad en las relaciones, la inseguridad y la falta de libertad. Por esto, organizaciones como la Legión de la Buena Voluntad luchan en favor de los derechos universales, destacando el valor de la figura femenina en todos los ámbitos de la sociedad y resaltando el modo en que las mujeres pueden influir, de distintas maneras.

Habiendo concluido la enseñanza secundaria en el Instituto de Educación José de Paiva Netto (IEJPN), en el 2013, pude ver de cerca el modo en que ese trabajo se lleva a cabo. Durante los 17 años en que frecuenté la LBV (ingresé al maternal de la escuela infantil, con solo cuatro meses de vida), pude ver la singularidad de la escuela, no solamente en el método de enseñanza, sino en el modo en que los profesores nos trataban, siempre incentivándonos a buscar nuestros sueños, incluso aquellos que estaban aparentemente lejos de nuestro alcance. Veo que esto es recurrente en las unidades socioeducativas de la LBV, principalmente cuando leo los relatos de las personas atendidas por la Institución de Brasil y de otros países.

El incentivo que recibí de mis profesores y orientadores del IEJPN fue uno de los motivos por los cuales logré ingresar a la Universidad de São Paulo (USP) —clasificada entre las mejores del mundo y la más importante de Latinoamérica— sin necesidad de estudiar en otros cursos preparatorios.

Arquivo Pessoal
Giovanna Pinheiro, 19 años. Estudiante de Letras en la renombrada Universidad de São Paulo (USP) y ex alumna del Instituto de Educación José de Paiva Netto.

Entre los muchos recuerdos que guardo con cariño, destaco uno del último año de enseñanza secundaria. Cuando nos preguntaron qué pretendíamos hacer cuando egresáramos de la escuela, una de mis compañeras respondió que quería ser jefa de policía, una elección poco común. Los educadores la apoyaron y le hablaron de la necesidad de estudiar y dedicarse mucho. Jamás los vi desanimar a nadie; nunca les oí expresiones como “no se meta en eso”, “deje que su compañero haga eso”. Esa actitud nos ayudó a que siguiéramos explorando nuestra creatividad y el emprendedorismo, y muchas de nosotras llegaron a áreas antes dominadas por hombres.

También nos recordaron que el futuro de nuestra morada, el planeta Tierra, depende principalmente de nuestra generación. Por esto, recibimos, desde muy temprano, una educación que tiene como objetivo “formar una visión más allá del intelecto”, incentivándonos a desarrollar el espíritu solidario y fraterno. Aun siendo alumna, también me fueron presentados temas sobre el cuidado y la preservación del medio ambiente, procurando generar en nosotros una actitud orientada al consumo consciente. Son prácticas sencillas, pero muy eficaces, como por ejemplo, realizar actividades al aire libre para entrar en contacto con la Naturaleza. Nosotros aprendimos a plantar árboles y a hacer huertas caseras, lo que nos permitió entender el ciclo de vida, verlos crecer y dar frutos. Otra actividad interesante fue separar los diferentes tipos de residuos, para poder reciclarlos y/o construir juguetes y utensilios con aquello que solía ser descartado. Y llevamos esa información a nuestras familias y a nuestros vecinos.

Ese incentivo y la preocupación especial que tienen los educadores de la Legión de la Buena Voluntad es lo que contribuye a que mujeres y niñas puedan ser lo que desean ser, sin sufrir limitaciones de quien quiera que sea. Como afirma el Director Presidente de la LBV, José de Paiva Netto, en su artículo “El Milenio de las Mujeres”: “No hay forma de impedir —como a algunos les gustaría hacerlo aun hoy, de forma velada— la destacada y fructífera participación de las mujeres en los diversos sectores de la sociedad, para que el progreso alcance pleno éxito en la magnífica cruzada de rescate de la ciudadanía (...)”. Recibí lecciones como éstas, que me inspiran y me motivan a trabajar cada vez más por un mundo mejor.